HISTORIA DEL PAÍS VASCO

La historia de los vascos comenzó hace miles de años atrás en lo que hoy conocemos con el nombre de Navarra. La tierra de los navarros fue llamada por los romanos con el nombre de Vasconia. Cuna de la linguæ navarrorum (lengua de los navarros) o euskara, y de la cultura que surge alrededor de ella. Los vascones de Navarra, como tribu vasca más importante dio a las demás tribus, el apelativo de vascas (el término vasco es una contracción medieval de la palabra vascón).

Según los últimos hallazgos arqueológicos y las investigaciones antropogenéticas llevadas a cabo en la zona cantábrica oriental y en los Pirineos, tanto la tribu de los vascones como el resto de las tribus éuscaras (aquitanos, autrigones, caristios, iacetanos, oscetanos y várdulos), pertenecían a lo que los antropológos denominan grupo pirenaico-occidental, un subgrupo dentro del caucásico surgido de la evolución en la zona pirenaica del hombre de Cro-Magnon. Un grupo humano que se extendió ya en el magdaleniense, hace más de 13.000 años, a un lado y a otro de los Pirineos y cuya lengua era el protoeuskara. Esta etnia se dividió con el paso del tiempo, en diferentes tribus, cada una de las cuales poseía su propio idioma surgido de la evolución del protoeuskara, siendo la lengua de los vascones, el euskara, la única lengua que ha sobrevivido hasta la actualidad de este grupo lingüístico éuscaro. Hoy en día se pueden encontrar individuos del grupo pirenaico-occidental, aunque viéndose atenuados sus caracteres debido al mestizaje, en Burgos, La Rioja, norte de Aragón, norte de Catalunya y Aquitania. Zonas en las que antiguamente se habló euskara. Siendo en el País Vasco continental y peninsular, así como en Navarra, donde se ha conservado mejor este subgrupo caucásico, fruto de la endogamia y por lo tanto, menor mestizaje, surgidos del aislamiento en el que han vivido los individuos de esta zona, durante milenios, del resto de sus vecinos peninsulares y continentales. Gracias a la antropogenética, nueva disciplina de gran auge dentro de la Arqueología y la Antropología en general, se ha podido dilucidar que la tribu de los berones que habitaba en la época preromana en la parte oeste de La Rioja (el resto estaba habitado por los vascones) y que era considerada por algunos historiadores como una tribu éuscara, geneticamente, no era afín a estas tribus, dado que los estudios antropogenéticos han manifestado, que era una tribu íbera con un aporte genético indoeuropeo de origen celta.

Se sabe que antes de la existencia de la tribu vascona, existían los barskunes (posiblemente el término vascones derive de éste) etnia que se encontraba dividida en dos, la de las montañas pirenaicas de Navarra, que eran barskunes culturalmente más puros y sin grandes influencias íberas; y por otro lado los barskunes de la llanada y la ribera del Ebro, que eran barskunes celtiberizados. Los montañeses conquistaron a los barskunes celtiberizados de la llanada y la ribera del Ebro. De su mestizaje surgiría la tribu que conocemos hoy en día con el nombre de vascona, que posteriormente comenzaría a extender su idioma, el euskara, por toda la zona pirenaica y el Cantábrico. Una tribu que adoptó muchas costumbres y usos celtíberos:

 

Desde hacía siglos una parte de los barskunes (antecesores inmediatos de los vascones) habitaba en las zonas montañosas del país, donde se dedicaban a la ganadería y a una economía de subsistencia basada en la caza y la recolección. Incluso aquellos que vivían en zonas menos agrestes tenían la caza y la ganadería como actividad principal. La agricultura sólo era practicada en las zonas llanas de la región entre Pamplona y el Ebro, por los antiguos barskunes celtizados, después celtiberizados, y posteriormente, barskunizados o rebarskunizados. Los indoeuropeos habían introducido diversos cultivos, pero no se practicaban a gran escala.

En las zonas del sur existía una aristocracia local, descendiente de los elementos dominantes celtas llegados con las oleadas indoeuropeas, que hacía que la región se asemejase más, socialmente, a otros puntos de la península Ibérica. Pero no obstante, también en estas regiones la caza y la ganadería son ocupaciones habituales, situación que no se modificará hasta el siglo II d.C.

La tribu de los vascones a partir de diferentes expansiones a lo largo de la historia, extendió su lengua desde Navarra:

Durante los siglos III a.C. al II a.C. hacia el este, hasta parte de Catalunya, vasconizando las tribus iacetana, oscetana y parte de la ilergete. Lo que acarreará la pérdida de sus idiomas que eran de la misma familia lingüística que el euskara de los vascones (en el caso de los iacetanos y oscetanos), y por otro lado, la desaparición de la lengua íbera hablado por los ilergetes, ya vasconizados después de esta expansión.

Entre los siglos V d.C y VI d.C., en dirección noroeste, por el Cantábrico, hasta el río Asón de Cantabria, conquistando las tribus várdula, caristia y finalmente la tribu autrigona. Unas etnias que no hablaban euskara, sino unas lenguas hermanas a ésta, dado que el euskara solamente era la lengua de los vascones y no de los autrigones, caristios y várdulos, que poseían su propia lengua procedente del mismo tronco protoéuscaro que la lengua de los vascones. Por esta razón, a Araba, Bizkaia y Gipuzkoa se les llama provincias vascongadas, ya que se les llamó a las tribus que las habitaron, vasconicatas, que significaba en latín hechas vasconas, dado que se vasquizaron o vasconizaron debido a la conquista de los vascones procedentes de Navarra, Aragón y Catalunya.

En el siglo VI d.C., los vascones de la zona de Navarra, Aragón y Catalunya comenzaron las incursiones y posterior invasión de la Novempopulania (nueve pueblos), de la Aquitania Prima y de la Aquitania Secunda, aprovechándose de la debilidad y caos generado por la guerra entre francos y visigodos a través de la cual la zona quedó desguarnecida de tropas militares. Extendiendo el euskara por todo el sudoeste de Francia hasta Burdeos (río Garona) y al sur hasta la actual frontera franco-española en LLeida. La presencia del euskara en estas tierras a lo largo de diferentes épocas (a través de la lengua aquitana del mismo tronco lingüístico que el euskara) nos es revelada gracias a la presencia de topónimos como el de la actual ciudad francesa de Toulouse, que posee el mismo origen etimológico que el guipuzcoano Tolosa.

 

Pero la presencia de topónimos se puede encontrar también, muy al este y al sur, fruto de emigraciones muy antiguas de pequeños grupos humanos de lengua éuscara a estos lugares:

Hasta el Mediterráneo catalán (se encuentran topónimos en la costa meditarránea del Rosselló o Catalunya francesa)

Al sudoeste por los montes de Oca (Oka mendiak, óka mendí-ak) , La Bureba (Bureba, buréba), Valle de Mena (Mena Harana, ména arána) en Burgos, La Rioja (Errioxa, errí-oshá) y Soria (Oria, oría). El límite de topónimos éuscaros lo pone el monte Amaya de 1.362 m en la provincia de Burgos, muy cerca de Palencia (Amaia en euskara significa, el fin, en este caso simbolizaba el final de las poblaciones éuscaras). Todas estas tierras fueron posteriormente revasquizadas en los primeros años de la reconquista, lo que hizo que Castilla en sus comienzos fuese mayoritariamente vascoparlante. Aunque zonas como La Rioja o Burgos fueron hablantes de lengua éuscara ininterrumpidamente, desde tiempos muy remotos hasta los siglos XV - XVI de nuestra era, en los que el castellano (1) sustituyó al euskara en el habla de los lugareños.

(1) Castellano o español, lengua vasco-románica surgida en la reconquista. Sus orígenes se encuentran en la lengua astur-leonesa (astur-llïonés o bable) hablada por los cántabros, burgaleses y los habitantes de la comarca vizcaína de las Encartaciones. En el siglo V d.C. muchos várdulos, caristios y autrigones se vieron obligados a escapar de la conquista vascona de sus tierras, una emigración hacia Cantabria y Burgos causada por los saqueos y quemas de sus propiedades por parte de los vascones. Del mestizaje de esta población de lenguas éuscaras y de los hablantes de lengua astur-leonesa en Cantabria y Burgos, surgiría el dialecto cántabro o cantabriegu del astur-leonés, que puede ser escuchado hoy en día en la comarca cántabra de Liébana. Un dialecto con fuerte influencia fonética éuscara, que se caracteriza por la pérdida casi total de las efes iniciales al comienzo de la palabra y conversión de éstas en hache aspirada [ fuerte (astur-leonés) -> juerti (cantabriegu) -> fuerte (castellano), facer (astur-leonés) -> jacir (cantabriegu) -> hacer (castellano) ], dado que en las lenguas caristia, várdula y autrigona al igual que en el euskara de los vascones, no existió hasta la Edad Media el sonido efe, mientras que por el contrario, existía una fuerte aspiración al comienzo de las palabras, lo que causó esa evolución fonética en el cantabriegu. Esta misma evolución se puede encontrar también en el dialecto gascón del provenzal u occitano que surgió del mestizaje de aquitanos latinizados y vascones [ far (provenzal) -> har (gascón) -> hacer (castellano) ]. En la reconquista, este dialecto cántabro del astur-leonés se fundió con el romance hablado por los mozárabes dando forma al actual castellano. El mestizaje con la fonética éuscara (en la que no existen los diptongos ascendentes /je/ y /we/) ocasionó en el castellano la reducción de la fuerte diptongación del astur-leonés en las antiguas es y oes latinas acentudas [ güey (astur-leonés) -> hoy (castellano), yera (astur-leonés) -> era (castellano) ], así como dotar al castellano de cinco vocales sin distinción de grados ( /a/, /e/, /i/, /o/ y /u/) y de la distinción fonética entre r y r doble. Mientras que el mestizaje del castellano con el mozárabe redujo la pérdida generalizada de la efe inicial del cantabriegu y conversión de éstas en hache aspirada.

 

Todavía en la época medieval, era usual escuchar euskara:

En el Pirineo catalán, por ejemplo, en el Valle de Arán [ (h)aran, arán; significa valle en euskara ]. La lengua vasca se habló en pueblos pirenaicos de LLeida hasta los siglos XIII - XIV.

Se habló en pueblos de la provincia de Huesca (Oska, óska) y en el occidente de la provincia de Zaragoza hasta el siglo XVIII. En la comarca zaragozana de Las Cinco Villas de Aragón, al sureste de Navarra, se habló euskara ininterrumpidamente desde épocas preromanas hasta el siglo XVIII. En dos pueblos de la zona llamados hoy Sádaba y Sofuentes se han encontrado inscripciones romanas en las que se leen nombres de persona en euskara. Datos del siglo XVI y XVII nos hablan también de la condición euskaldun de Sos del Rey Católico (antiguo Zauze, sáuse). No, podemos olvidar, en este sentido, que gran parte de la zona perteneció al obispado de Pamplona hasta el año 1785 dado su carácter vascófono.

Se habló también en la riojana Nájera (Naiara, nai-ára; antigua capital estival del Reino de Navarra) así como en diferentes pueblos de La Rioja hasta el siglo XVI.

 

Los Romanos

 

En el año 196 a.C. llegaron los romanos a tierras del País Vasco, con los que los antiguos vascos vivieron en paz y en cooperación. Tanto los romanos como las tribus vascas poseían los mismos enemigos comunes, lo que daría lugar a un buen entendimiento. Mientras los romanos colaboraron con las tribus vascas en expulsar a los celtas (llegados a tierras pirenaicas a partir del siglo VIII a.C.), las tribus vascas colaboraron con los romanos en sus guerras contra los cántabros y astures de origen celta. Como aliadas imperiales que eran las tribus éuscaras, las zonas que eran conquistadas por los romanos a los celtas, eran posteriormente repobladas por población de estas tribus vascas, lo que conllevó una extensión de las lenguas de la familia éuscara hacia el sur. Fue tal el grado de sintonía debido al respeto de los romanos a las diferentes tribus vascas y sus territorios, que incluso, hubo autrigones, vascones, caristios, várdulos y aquitanos enrolados en las legiones romanas en sus guerras contra los britanos. Unas guerras acaecidas en lo que hoy en día es conocido con el nombre de Gran Bretaña. Habiendo sido encontradas lápidas mortuorias de la época romana, con nombres e inscripciones eusquéricas, cerca de Londres, antigua Londinum romana.

A través de esta buena relación, se asentarían colonos romanos al sur de las tierras de estas tribus y en zonas mineras como las de Somorrostro en Autrigonia (Bizkaia) o en las llanadas de Aquitania, lo que daría lugar a la colonias romanas de la Novempopulania (nueve pueblos), Aquitania Prima y Aquitania Secunda, en lo que hoy en día se conoce como Aquitania o Gascuña. Unos asentamientos que darían lugar siglos después al surgimiento de las lenguas y culturas pirenaicas de origen latino fruto del mestizaje de vascos y latinos (castellana, navarra, aragonesa, dialecto occidental del catalán y dialecto gascón del provenzal u occitano).

Los Visigodos

En la decadencia del Imperio Romano, surge el vacío de poder y las razzias de los pueblos germanos. En el 481 d.C. los visigodos ocupan Pamplona y otras ciudades vasconas y de la provincia Tarraconense. En las ciudades vasconas dominan esencialmente la política los vasco-romanos más o menos romanizados.

Las relaciones entre las diferentes tribus vascas y los visigodos no fueron buenas, las guerras se sucedieron ininterrumpidamente. Los visigodos dieron tanta importancia a dominar a las diferentes tribus vascas que sus reyes se daban el título de Vascones Domuit (dominó a los vascones), algo que nunca consiguieron.

En esta época encontramos en las zonas montañosas de Navarra y al oeste hasta parte de Catalunya, a vascones de estructura tribal y carácter primitivo, que viven del saqueo, y que en buena parte se están desplazando hacia las zonas más occidentales, ocupadas por los pueblos várdulo, caristio y autrigón, medianamente romanizados. Estos vascones eran paganos en su totalidad y toda la zona que poblaban vivía, además del saqueo, de la pequeña ganadería y de una agricultura de subsistencia.

Por otro lado, en la zona central de Navarra, una población de mayoría vascona, medianamente romanizada, donde el carácter y la lengua vascona gana terreno, pero donde persisten instituciones políticas propias del Imperio Romano. El cristianismo apenas ha penetrado. La economía de la zona se basa en las explotaciones ganaderas, algunas de ellas importantes, con una actividad agrícola complementaria.

Finalmente, en la zona del valle del Ebro, la población ha ido perdiendo sus características vasconas, tanto en costumbres como en lengua, y donde el cristianismo es mayoritario. Los habitantes de la zona, que hablan el dialecto romance navarro, están casi plenamente romanizados, y sus características étnicas vasconas, aunque persisten (atenuadas por una mayor aportación étnica foránea), no son muy perceptibles. Economicamente la zona se dedica basicamente a la agricultura, a menudo en grandes y medianas explotaciones.

Las aldeas, valles y caseríos vascones disponían de un jefe de guerra (en algunos casos debían gobernarse por medio de Consejos de Ancianos). Los visigodos tratarían individualmente con los diversos dirigentes su sumisión. Puesto que los visigodos no pensaban establecerse en las tierras del norte, esta sumisión debía implicar solamente una alianza militar y una vinculación jurídica al dominio real visigodo, y evidentemente, un convenio de no agresión. Naturalmente, los jefes de aldeas y valles olvidarían pronto sus convenios cuando el ejercito visigodo abandonara el lugar, salvo que les reportaran algún beneficio. En cambio las ciudades respetaron sus compromisos, éstas (Pamplona y algunas ciudades del valle del Ebro) disponían de una administración que en sus aspectos principales era continuadora de la administración romana y consideraban a los visigodos (en proceso de romanización) como aliados imperiales, tal como habían actuado durante años. Los dirigentes vascones de las ciudades, generalmente propietarios más o menos ricos, no se opondrían a una dominación diferente a la Imperial, pero que garantizara su tranquilidad y sus propiedades.

LLegada del Euskara desde Navarra, conquista vascona de Araba, Bizkaia y Gipuzkoa

Debió ser en esta época (hacia el 482) que en el Valle del Ebro y probablemente también en la zona de Pamplona se establecieron los primeros propietarios visigodos, los cuales irían acompañados de sus familias, de sus esclavos y de sus servidores. Esta afluencia hacía imposible la supervivencia normal en las montañas, y esta presión demográfica forzó el desplazamiento de los nuevos llegados, o de vascones asentados de antiguo en las montañas, hacia Vascongadas (desde el 456 hasta el 481), donde, a causa de los saqueos que ya duraban varios años, se había producido un despoblamiento acusado de sus poblaciones autóctonas, y donde ya se habían asentado algunos vascones y vasconizados.

Este desplazamiento supuso una catástrofe para Vardulia (Gipuzkoa y parte de Alava) y Caristia (Bizkaia y parte de Alava), cuya reducida población no pudo hacer frente a los nuevos llegados, quienes ahora no solo saqueaban y se retiraban, sino que ocupaban las posesiones de los que morían en la lucha o de los que escapaban hacia zonas más seguras. Várdulos y caristios huyeron hacia los territorios de los autrigones, cántabros, berones y turmogos. Los que no huyeron fueron asesinados, esclavizados o acabaron fundiéndose entre los invasores. Hacia el oeste los vascones de las montañas habían practicamente concluido en el año 507 la conquista de Vardulia y Caristia. Miles de vascones montañeses se habían asentado en las nuevas zonas conquistadas. La población local que había sobrevivido a los ataques y saqueos, se había mezclado con los grupos de recién llegados, y se iniciaba un proceso rápido de vasconización, seguramente favorecido por la tendencia a nuevas llegadas de vascones, a la emigración de los indígenas, y a que la población que permaneció en la zona estaba formada en mayoría por mujeres, mientras que buena parte de los hombres que siguieron sobre el terreno no eran etnicamente várdulos o caristios: parte de ellos eran esclavos o colonos de diversos orígenes (incluso algunos vascones).

El ataque se reprodujo más tarde hacia Autrigonia (oeste de Bizkaia, parte de Alava y Burgos, desde el 481 hasta el 507), especialmente en la zona costera. Sobre todo a las tierras de berones y autrigones, pueblos con un grado medio de romanización, llegaron las gentes procedentes de Vardulia y Caristia, no muy numerosos, que acabaron fundiéndose pacificamente con ellos, y cuyas tierras parece que se llamaron Autrigonia. A su vez el pueblo resultante se fundiría también pacificamente con los berones y turmogos y quizás algunas tribus cántabras, formándose un conjunto territorial, que en el Siglo VI fue conocido por el topónimo regional de Vardulia. Aproximadamente unos veinte mil vascones se establecerían sobre todo en Vardulia y Caristia y más tarde unos miles más en Autrigonia. La población total de las tres regiones ocupadas era probablemente inferior a los cincuenta mil habitantes, y seguramente quedó reducida a la mitad o menos, que en situación de inferioridad, acabaron absorbidos en el conjunto de los invasores, y se vasconizaron, o bien emigraron.

Del mestizaje de la lengua de los vascones, el euskara, con la lengua autrigona y principalmente, con la caristia, surgiría el dialecto vizcaíno del vascuence. Por otro lado, la fusión de la lengua várdula y del euskara daría lugar al dialecto guipuzcoano. Siendo el dialecto navarro, el euskara original de los vascones. Este mestizaje de las tribus vascas a lo largo de diferentes épocas, desgraciadamente, ocasionó la pérdida de seis idiomas de la familia lingüística éuscara (aquitano, autrigón, caristio, iacetano, oscetano y várdulo).

 

Familia Lingüística Éuscara

Datos Históricos

Iacetano

Desaparecieron en el siglo II a.C.

Oscetano

Autrigón

Desaparecieron en el siglo VI d.C.

Caristio

Várdulo

Aquitano

Desapareció en el siglo VII d.C.

Euskara o lengua de los vascones

Se sigue hablando en la actualidad

 

Conquista vascona de Aquitania

En la batalla de Vouillé, en el 507 los visigodos fueron derrotados por los francos, la consecuencia inevitable fue la perdida de Aquitania y la Novempopulania hasta la barrera de los Pirineos. A partir del 507 (507-581) se da una organización de bandas de vascones montañeses, vasconizados y vascones de diverso origen para saquear Cantabria, Aquitania y el valle del Ebro. Si bien tradicionalmente se sitúa la fecha de la conquista de Aquitania por los vascones en el 587, los asentamientos vascones probablemente se dieron con anterioridad aprovechando el vacío de poder generado por el escaso control de Aquitania que tenían los francos. El salto cualitativo de las incursiones debió darse después del 582 cuando los visigodos dominaron parte de las tierras vasconas al sur de los Pirineos. Aunque inicialmente los atacantes de Aquitania eran vascones de Navarra y Aragón, desde el 574 también formaron parte de las incursiones los autrigones, caristios y várdulos ya vasconizados, y a partir del 582 se unieron muchos vascones de las tierras rurales de Navarra. Después del 587, tras el fracaso del duque Astrovaldo, que trató de combatirles sin conseguirlo, se llegaría a un acuerdo para el establecimiento pacifico de los vascones en las tierras llanas de Aquitania. Los vascones pagarían los tributos pero los territorios en los que habitaban se constituían en un ducado, donde de hecho, podrían gobernarse según sus propias leyes. Surgiendo el Ducado de Vasconia [ de Wasconia derivaron Guasconia, Gasconia, Gaskonia (en euskara), Gasconha (en gascón), Gascoigne (en francés) y Gascuña (en castellano) ], un ducado virtualmente independiente, pero bajo la dirección de un duque (con sus correspondientes colaboradores y séquito) designado por la Corte Merovingia. Una vez realizado el establecimiento, los vascones conservarán sus costumbres y su lengua, y al estar establecidos en una zona geograficamente homogénea, constituyeron un Estado dentro de otro Estado. Parece que durante estos años se produjo una intensa vasconización de las capas humildes de la población aquitana, singularmente la menos romanizada, mientras que las capas más romanizadas dieron origen al pueblo gascón, de habla románica. Posteriormente al surgimiento del Ducado de Vasconia sería gobernado por la dinastía de los Otsoa (también conocida como Ochoa, Lupus o Lobo). Una dinastía que era oriunda de Iaka, la actual Jaca aragonesa, en aquel tiempo habitada por vascoparlantes. Este ducado paulatinamente fue extendiéndose por todo el territorio francés que actualmente es conocido con el nombre de Gascuña (desde la costa occidental pirenaica, al norte hasta Burdeos y al suroeste hasta el valle de Aran en la provincia de LLeida). El término actual Gascuña o Gasconha (gascóña) en provenzal u occitano, no es más que una adaptación fonética provenzal del término latino Vasconia. Con el devenir de los tiempos el euskara poco a poco fue perdiendo peso en la zona, lo que daría lugar a una pérdida gradual del euskara y sustitución de éste, por el gascón (2). Este ducado se diluiría finalmente en lo que sería el Reino de Navarra.

(2) Gascón (adaptación fonética provenzal del término vascón), dialecto provenzal que surgió del mestizaje entre vascones y aquitanos latinizados. Algunos lingüistas consideran el gascón como lengua independiente, por las notables diferencias que posee con el resto de los dialectos de la lengua provenzal, fruto de la influencia del euskara en su evolución lingüística. A lo largo de la Edad Media, el gascón, por la estrecha relación que tuvo el Reino de Navarra con Gascuña (aunque no formó parte del reino completamente, si estuvo dentro de su zona de influencia, las últimas dinastías navarras eran gasconas); hubo muchos hablantes de este idioma que se asentaron en Gipuzkoa y en Navarra, de lo que da cuenta, la abundante toponimia de origen gascón en estas regiones: el monte Urgull (orgullo en gascón) y la playa de Gros (grande) de San Sebastián, Mondragón (monte del dragon), Pasajes (Passatges), Segura, Villafranca (Vilafranca), Villabona (Vilabona),... La misma forma Donostia, es una adaptación fonética vasca de la forma de designar San Sebastián en gascón. Fue el idioma que sustituyó tardiamente (antes de la desaparición del Reino de Navarra), a la lengua navarra romance, en la redacción de los documentos oficiales de dicho reino. El gascón, se dejó de hablar en el País Vasco peninsular a principios del siglo XX, concretamente en San Sebastián, que fue la última localidad peninsular vasca con hablantes de este idioma. En Iparralde, el gascón, se puede escuchar en la zona costera y en pueblos de Zuberoa fronterizos con el Bearn. En la península ibérica se habla en el Valle de Arán donde se puede escuchar la variante aranesa de dicho idioma. El gascón fue la lengua que fue sustituyendo al euskara en el Valle de Arán a partir de los siglos XII - XIII.

 

Los Árabes y la Batalla de Orreaga (Roncesvalles)

 

En el 711 los árabes del califa Musa al mando de Tarik desembarcaron en Hispania, derrotando al ejército del visigodo Roderik o Rodrigo (en la historia es conocido como Don Rodrigo). La relación entre los vascones y los árabes fluctuó entre la amistad y la guerra. Antes del 714 Musa había llegado ya a Zaragoza. El conde Casio, que dominaba en algún lugar en el Valle del Ebro, dándose cuenta de la difícil situación militar, seguramente con la esperanza de conservar sus tierras, pasó el 714 al servicio del Califa, dando lugar posteriormente a la familia mozárabe de los Banu-Qasi. Una familia que tendría vital importancia en el surgimiento del futuro Reino de Pamplona. Un reino que surgió de la cooperación entre los vascones liderados por Eneko Aritza y los Banu-Qasi mozárabes de la ribera del Ebro.

En el año 778 el ejército franco de Carlo Magno, al mando del gran paladín Roland, no puede conquistar la ciudad de Zaragoza ocupado por los árabes, y a la vuelta arrasa Pamplona. El día 15 de Agosto de 778, cuando las tropas francas se disponían a cruzar los Pirineos para retornar a Francia; las huestes vasconas organizadas para vengar la destrucción de Pamplona, estaban esperando en el paso de Orreaga (Roncesvalles, Navarra) para llevar a cabo una emboscada. Mediante rocas lanzadas desde los montes circundantes, hacia el sendero en el que se encontraba el ejército franco, acabaron con él. La muerte de Roland en esta batalla, así como la derrota del ejército imperial carolingio (el ejército más poderoso de Europa en aquella época) a manos de los vascones, inspiró en el año 1090 "La Chanson de Roland" (la canción de Roland), obra cumbre de la literatura épica francesa.

El Reino de Pamplona

En el año 824, un nieto de un duque de Vasconia, sería primer rey de Pamplona o Iruñea (irúñe-á, proviene del euskara arcáico Hiri Ona, Villabona en euskara), se llamaba Eneko Aritza (enéko Arítsa), Enecco o Iñigo Arista, en castellano. Dando lugar a la primera dinastía navarra, la dinastía de los Aritzas. En el año 892, San León, que vino a evangelizar a los vascos, es decapitado en Baiona, ocupada entonces por los normandos. Guillermo Sancho, duque de los vascones, hace retroceder definitivamente a los normandos.

El Jaurerri o Señorío de Bizkaia

Bizkaia consiguió su independencia del Reino de León, en un día de San Andrés del año 870 en la batalla de Padura, en la cual los vizcaínos derrotaron a las huestes del rey leonés Ordoño, anticipándose así Bizkaia a Castilla en la búsqueda de una independencia más de acuerdo con las tradiciones peninsulares que con la monarquía leonesa, que trataba de resucitar el reinado visigótico con sus costumbres germánicas. Su primer jaun o señor sería Jaun Zuria (señor blanco).

El Reino de la Tierra LLana, Nafarroa

En lucha constante con francos y árabes, el Reino de Pamplona fue extendiéndose hacia los antiguos dominios de los vascones. Al avanzar la reconquista hacia las tierras llanas del sur, el Reino de Iruñea, pasó a llamarse Nafarroa, la tierra llana. El mestizaje de vascos y mozárabes en la ribera del Ebro y en el romanzado (mitad este de Navarra), dio lugar al surgimiento de una nueva lengua latina, la lengua navarra (muy similar a la actual fabla o lengua aragonesa). Si bien el 80% de la población navarra era vascoparlante, el euskara nunca se utilizó para redactar documentos en la corte navarra. Siguiendo los usos de la época, los escritos oficiales se realizaban en latín o en lengua latina autóctona, y por lo tanto se realizaron mayoritariamente en navarro romance. En esta misma época, los ingleses, utilizaron el latín o el romance normando del norte de Francia, mientras que entidades políticas alemanas utilizaron la lengua latina o romances italianos para redactar sus documentos. Los primeros escritos en lengua navarra románica y en euskara, los encontramos en los Códices Emilianenses de San Millán de la Cogolla (para más información sobre estos códices visitar la página Historia del Euskara). Tristemente, la lengua navarra, poco a poco, fue absorbida por el castellano, al igual que su lengua hermana del este, la aragonesa (aunque la fabla o lengua aragonesa, afortunadamente, sigue hablándose en Huesca), fundiéndose las dos, en un único dialecto, el navarro-aragonés, perteneciente a partir de entonces a la lengua castellana. Este dialecto es hablado actualmente, en el sur de Alava y de Navarra, Aragón, y en parte de las comunidades autónomas de La Rioja, Castilla y León, Castilla-La Mancha, y País Valenciano.

Unidad política de la población euskaldun desde el Cantábrico hasta parte de Catalunya

En el año 1004, bajo el reinado de Sancho Garcés III el Mayor, Navarra, siguiendo la política de unidad vascona impulsada por sus reyes y en el empeño de recuperar el territorio perdido por los vascones, frente a francos y visigodos; había aglutinado ya, dentro de su corona, a todos los territorios de habla vasca de la época (el euskara se extendía desde parte de Cantabria hasta parte de Catalunya), tanto peninsulares como continentales, extendiéndose por toda la zona pirenaica hasta parte de Catalunya y siendo el Condado de Toulouse y Gascuña parte integrante del reino. Consiguiéndose de esta manera, la unidad política de toda la población vascoparlante dentro del Reino de Navarra, con capital en Pamplona, y acogiendo dentro de su seno, a los todavía condados de Castilla y Aragón, donde en aquella época, la mayor parte de sus pobladores eran vascoparlantes.

Sancho Garcés III el Mayor consiguió que Navarra fuese considerada como uno de los estados más importantes de Europa, extendiéndose por gran parte de la península, lo que le llevó a ser conocido en las crónicas europeas de la época como rey de "Wasconum Gens, Wasconum Nationem" (tribu vascona, nación vascona), ya que si bien el reino estaba habitado por hablantes de los romances astur-leonés, castellano, navarro, aragonés y gascón, el nucleo humano sobre el que se sustentaba el Reino de Navarra era mayoritariamente de origen vasco. También fue denominado por el abad Oliba de Ripoll como "Rex Ibericus" (Rey de Iberia). Al unir el Reino de León a la corona navarra (año 1034) tomó el título de "Imperator" (Emperador). Fue un monarca que se abrió a Europa y a la modernidad, después de siglos de aislamiento peninsular y permitió la irrupción en la península de la orden de Cluny. En sus expansiones y relaciones políticas siempre tendió más hacia Europa y en política doméstica, hacia las zonas vascoparlantes como Gascuña (por los lazos de parentesco cultural y étnico con los gascones), Navarra Marítima (Vascongadas), Aragón y noroeste de Catalunya vascoparlantes. De esta forma, Sancho Garcés III el Mayor, consiguió la unidad política de toda la población vascoparlante y unir todos los territorios vascones previsigóticos dentro del Reino de Navarra.

Por lo que respecta a la frontera cristiana pirenaica, precisó la recuperación de los condados de Aragón y Sobrarbe, practicamente perdidos a causa de las incursiones de Almanzor (999) y Abd al-Malik (1006), así como el restablecimiento de la legitimidad dinástica en el condado de Ribagorza. Entre los años 1016 -1018 reconquistó Aragón y Sobrarbe y amplió sus dominios con la conquista de la ribera islamizada del Zinka con capitalidad en Boltaña, con parte del valle de Aierbe y con el valle de Nocito. Aunque posiblemente liberó los valles de Esera y de Isabena, afectados también en 1006 por Abd al-Malik. El condado de Ribagorza no se incorporó de derecho al reino navarro hasta 1025, cuando la condesa Mayor, en grave crisis dinástica y política, agravada por las apetencias territoriales del conde Ramón III de Pallars, renunció sus derechos a favor de su sobrina la reina Mayor, esposa de Sancho III. Inició la revitalización del asolado condado aragonés con la restauración del monacato, tradicional institución religiosa y de poder económico. En el aspecto político-militar, institucionalizó el «seniorado» -tenencia delegada de castillos- en Aragón y Sobrarbe, y fortificó la frontera meridional desde Uncastillo en el extremo occidental hasta Perarrua en el oriental, frente a las plazas musulmanas de Eiea (Ejea), Aierbe, Bolea, Oska (Huesca), Alquézar, Nabal, Barbastro, Graus y Benabarre.

En el año 1023, crea el Vizcondado de Lapurdi para su primo Lobo Sancho, quien se instala en Baiona, y otorga la región de Zuberoa al vizconde Guillermo Fuerte; estos actos que se inscriben dentro del sistema feudal, traerán consecuencias muy pesadas para la unidad política de la población vascoparlante.

Fin de la unidad política de los euskaldunes, decadencia del Reino de Navarra

A su muerte en 1035, legó el reino de Navarra a su primogénito García Sánchez III, el condado de Castilla a Fernando, el de Aragón a Ramiro I y los de Ribagorza-Sobrarbe a Gonzalo.

La repartición del reino tras la muerte de Sancho Garcés III el Mayor entre sus cuatro hijos, yendo en contra de la ley vascona de sucesión, dio lugar al surgimiento de los reinos de Castilla y Aragón. Comenzando con ello la decadencia del Reino de Navarra y fin de la unidad política de la población vascoparlante. Estos reinos al seguir su expansión hacia el sur en la reconquista, fueron aumentando más y más su población latina. Debido a ello, poco a poco el euskara, que era la lengua mayoritaría en esos reinos y lengua materna de los primeros reyes de Castilla y Aragón, fue perdiendo peso y desapareciendo. Por otro lado, en aquellas épocas, el euskara, fue considerado por el cristianismo, como una lengua bárbara y pagana. Lengua y cultura latinas eran sinónimos de cristiandad, dado que la mayor parte de la población euskaldun era pagana. A medida que avanzaba las lenguas y culturas latinas, avanzaba el cristianismo. Hasta que ya en el siglo XIV, el euskara, fue considerado como algo exógeno y propio solamente, del Reino de Navarra. Dando lugar a los primeros decretos de prohibición del euskara, tanto en Castilla como en Aragón. Uno de ellos lo podemos encontrar en las ordenanzas municipales de la ciudad de Huesca de 1349, en el que se señala lo siguiente:

"Item nuyl corredor nonsia usado que faga mercaderia ninguna que compre nin venda entre ningunas personas, faulando en algaravia nin en abraych nin en basquenç: et qui lo fara pague por coto XXX sol"

 

Prohibiéndose de esta manera el uso del árabe (algaravia), del hebreo (abraych) y del euskara (basquenç) en el mercado de Huesca bajo multa de 30 soles (moneda de oro aragonesa) y obligándo por tanto a las comunidades árabe, hebrea y vasca de la ciudad, a hablar unicamente en romance. Es muy significativo que en la Edad Media a partir del siglo XIV, tanto en Castilla como en Aragón se prohibiera lo judío, lo árabe y lo éuscaro, ya que representaban la religión hebrea, la islámica y la antigua religión pagana de Mari, que era la que procesaban mayoritariamente los euskaldunes. Para más información sobre la antigua religión vasca visitar Historia del Euskara. Hay que decir también, que en las juderías, tanto en Tudela como en Huesca, celebraban actos culturales en los que se utilizaba el hebreo. Los comerciantes hebreos entre ellos, para no ser entendidos, tenían la costumbre de intercambiar palabras en este idioma que hacía incomprensible su entendimiento por personas que no fueran de dicha etnia. Los vascoparlantes de la ciudad de Huesca, eran aldeanos de los pueblos circundantes que iban a nucleos urbanos a comerciar con sus viandas o gente vascófona establecida en las ciudades en las que el romance era mayoritario, mientras que la comunidad árabe descendía de los árabes asentados en Huesca durante la pertenencia de esta ciudad al Islam.

Pérdida del Reino de Navarra de las Vascongadas e Iparralde

En 1193, el vizconde de Lapurdi Guillermo Raimundo cede sus derechos señoriales al rey de Inglaterra, Enrique Plantagenet, convertido ya en duque de Aquitania gracias a su matrimonio con Leonor de Aquitania.

En el siglo XIII, el Reino de Castilla, en aras a poseer los puertos vascos del Cantábrico para poder dar salida a los productos de la meseta y poder comerciar de esta forma con Brujas (Flandes), aprovechó la debilidad política y económica del Reino de Navarra. Un reino, que no pudo seguir expandiéndonse hacia el sur en la reconquista, al haber quedado encorsetado entre los reinos de Castilla y Aragón, y que del mismo modo, era incapaz de poner fin, a las guerras civiles entre fracciones banderizas que se disputaban el control de las tres regiones vascongadas y de Navarra durante gran parte de la Edad Media. El Reino de Navarra, en su decadencia política y económica, era incapaz de poner orden en sus territorios, Castilla, viendo esta decadencia, se aprovechó de estas rivalidades apoyando según en qué región a uno u otro bando. Con unas contrapartidas políticas que conllevaban la separación de estas regiones del Reino de Navarra y posterior pertenencia de éstas a Castilla. La unidad de Bizkaia y de Gipuzkoa al Reino de Castilla se debió más a los intereses de las fracciones imperantes en cada uno de los territorios, que al interés general de la población de cada una de las regiones vascongadas.

 

Región

Fracción

Sede de la Fracción

Araba

Oñacinos

Mendiotza

Gamboínos

Gebara

Bizkaia

Oñacinos

Muxika-Butroe

Gamboínos

Abendaño

Gipuzkoa

Oñacinos

Lazkao

Gamboínos

Olaso

Nafarroa

Beaumonteses

Viana

Lerin

Agramonteses

Peralta

Tudela

 

También hay que tener en cuenta que no existía una conciencia nacional navarra o vasca que conllevase un sentimiento de unidad a Navarra. Existía por el contrario, un fuerte arraigo del Señorío como entidad política de cada una de las regiones y una fuerte identidad alavesa, guipuzcoana y vizcaína.

Por otro lado la unión a Castilla no resultaba nada traumática desde el punto de vista lingüístico, cultural y social, dado que en la parte norte de Castilla se hablaba euskara [en el año 1200 los reyes de Castilla daban fuero a los ciudadanos de Ojacastro (La Rioja) para poder utilizar el euskara en las diferentes instituciones castellanas, todos los juicios se realizaban en euskara].

Gipuzkoa, como contrapartida por el apoyo castellano al bando que consiguió la supremacia en el territorio, tuvo que aceptar como señor al Rey de Castilla en el 1200. Mientras que en 1224, Bizkaia se independiza de Navarra.

El caso de Alava fue diferente ya que fue conquistada por Castilla en el 1200. Como Gipuzkoa pertenecía ya a dicho reino, era necesario que Alava también formase parte, sino no hubiese habido forma alguna de llegar desde Castilla hasta Gipuzkoa por vía terrestre. Después de diferentes vicisitudes, en 1332, Alava se ve forzada a aceptar como Señor al Rey de Castilla después de 132 años de ocupación castellana.

El Señor de Bizkaia en 1379, Juan de Haro, se convierte en Rey de Castilla. Bizkaia unida a título personal, conserva su soberanía, como lo demuestra el juramento ritualmente prestado en Gernika por los reyes de Castilla y de Bizkaia.

Todas las regiones vascongadas obtuvieron unos fueros sin los cuales hubiese sido imposible su pertenencia a Castilla. Este reino supo entender (frente al centralismo navarro) el fuerte arraigo de la identidad alavesa, guipuzcoana y vizcaína, dotándoles de unos fueros para que se pudiesen autogobernar dentro del Reino de Castilla.

En 1234, las dinastías vasconas de Navarra mueren con Sancho el Fuerte, la corona pasa a manos de Thibault de la familia Champagne.

En 1307, el vizconde Auger cede sus derechos de Zuberoa al rey de Inglaterra y se retira a Navarra.

En 1449, Gaston de Foix, a las órdenes de Francia, ocupa Zuberoa que se encontraba bajo la autoridad inglesa. En 1450, por el tratado de Aiherre, Lapurdi se pone bajo la autoridad del rey de Francia a cambio del respeto a sus instituciones forales. En 1451, Francia conquista Baiona. Se celebra una entrevista entre Luis XI de Francia y Enrique IV de Castilla en 1463, quienes proyectan el reparto de Navarra. En 1483, Catalina de Foix, de la familia Béarn, hereda el reino de Navarra.

Conquista española del Reino de Navarra

Finalmente en el siglo XVI, sólo quedaba del Reino de Navarra, la Alta Navarra (perteneciente actualmente a España) y la Baja Navarra (hoy en día perteneciente a Francia). Navarra estaba en estado de preguerra civil entre Beaumonteses, en el norte y mitad de Navarra (vascoparlantes) y Agramonteses en el sur, en la ribera del Ebro (hablantes de dialecto navarro-aragonés del castellano).

Los agramonteses llamaron a Fernando el católico de Aragón para que conquistara Navarra, dado que los beaumonteses (vascoparlantes) se negaban a que pudiesen gobernar en el Reino de Navarra, gente que desconocía la linguæ navarrorum (3) y las costumbres y leyes vasconas (4). Fernando el Católico de Aragón, accedió a la llamada de los agramonteses y comenzó su conquista por el sur. Tomó por fin Pamplona, Donibane Garazi (Saint-Jean-Pied-de-Port) y Navarra entera en 1512 ayudado por los castellanoparlantes del sur de Navarra, aglutinados en el bando agramontés y también por vascongados vascoparlantes, en su mayoría guipuzcoanos, entre los que se encontraba San Ignacio de Loiola, pertenecientes ya al Reino de Castilla desde los siglos XIII - XIV. La última resistencia a la invasión española se encuentra en Amaiur (Maia) en 1522. La primera ley dictada en Pamplona por Fernando el Católico de Aragón, fue la prohibición del uso del euskara.

(3) "Linguæ Vasconum Linguæ Navarrorum est", la lengua vascona es la lengua de los navarros, Sancho el Sabio, rey de Navarra (año 1167).

(4) Si bien, en el caso de los hablantes de lengua navarra romance, su lengua se utilizo en los documentos oficiales del reino. Los hablantes de lengua latina, que en general, habitaron Navarra, no se les daba la posibilidad de formar parte de las instituciones más relevantes, en parte, porque según la antigua costumbre vascona, todo aquel que no hablase en euskara no era navarro, sino erdaldun (extranjero). Como se puede comprobar en los escritos medievales del Reino de Navarra, la palabra vasco o vascón y navarro se utilizaban indistintamente. Para los antiguos navarros significaban lo mismo, obviamente, porque el reino navarro fue construido por los vascones, origen de la lengua y cultura vascas. Entendiéndose la palabra navarro al igual que la palabra vasco o vascón, como la capacidad de una persona de hablar en euskara. Por otro lado, se llevaba esta política con los hablantes de lengua latina, en represalia por los intentos de borrar todo pasado navarro en tierras de Castilla y Aragón (5) y por el afan de unos y otros de fagocitar lo que quedaba del Reino de Navarra.

(5) En referencia, a las políticas de prohibiciones del euskara llevadas a cabo por castellanos y aragoneses, con el objeto de hacer desaparecer todo vestigio navarro en sus reinos. Aunque contra viento y marea, en el siglo XVI, todavía había pueblos de la Rioja donde se seguía hablando en euskara. Por otro lado en Aragon, en el siglo XVIII, en las provincias de Huesca y de Zaragoza, en algunos pueblos se continuaba hablando la linguæ navarrorum. Aunque actualmente, tanto en La Rioja como en Aragón está completamente desaparecida.

 

El rey de Navarra en 1530, vuelve a ocupar la Baja Navarra, abandonada por Carlos I de España. En 1589, Enrique III de Navarra se convierte en « Rey de Navarra y de Francia » bajo el nombre de Enrique IV.

Por un edicto de unión en 1620, Luis XIII, rey de Navarra y de Francia, une Navarra a la corona francesa, aunque el acto no es reconocido por los navarros quienes tienen sus mandatarios en Pabe (Pau). En 1631, Bizkaia aprovechando el levantamiento de catalanes y portugueses por su independencia de España, intenta también independizarse; aunque la rebelión es sofocada por el ejército español, tanto en Catalunya como en Bizkaia, si bien Portugal, consigue independizarse. Por el tratado de los Pirineos en 1659, Luis XIV renuncia a sus derechos legítimos sobre la Navarra meridional, todavía ocupada por los españoles. En 1661, se ejecuta a Bernard de Goihenetxe, llamado Matalaz, jefe de la rebuelta de Zuberoa en contra de la autoridad francesa.

Por el Tratado de Elizondo en 1765, los reyes de España y de Francia fijan la frontera de sus reinos en territorio pirenaico navarro, el tratado no se aplicará, a causa de la protesta de navarros del norte y del sur. En 1789, la revolución francesa, suprime las instituciones forales de Zuberoa y de Lapurdi, y se anexiona la Baja Navarra, quien no ha querido participar en las reuniones parlamentarias en Versalles. En 1790, se crea el departamento de Bajos-Pirineos (Pirineos atlánticos) que niega identidad propia a los vascos continentales.

Las Guerras Carlistas

Primera guerra carlista (1833 - 1839), donde participan parte de los vascos sureños apoyando a los carlistas, no por causas dinásticas, sino por defender la no desaparición de las instituciones vascas establecidas en los fueros. En 1839, los carlistas son derrotados. Se celebra la convención de Bergara, que trae consigo la pérdida de los regímenes forales de Alava, Vizcaya, Guipúzcoa y Navarra. En 1841, se transfiere la aduana española del Ebro al Bidasoa. Comienza en 1845, el éxodo masivo de vascos a America del Sur, que ya había comenzado el siglo anterior para huir de las hambrunas. Gran parte de la población vascoparlante de Navarra emigró a América, lo que hizo que el euskara que seguía siendo la lengua mayoritaria de los navarros, fuese perdiendo terreno a marchas forzadas, mientras que el castellano, otrora lengua propia solamente de la ribera del Ebro en el sur de Navarra y de la mitad este (romanzado), se fue extendiendo hacia la mitad y norte de la región.

Se comienza a implantar en Vizcaya una industria siderúrgica moderna, que posteriormente haría de ésta, una tierra de inmigración y no de emigración. A la que comenzaron a llegar miles de personas provenientes de diferentes partes de España. De la situación precaria y de explotación que los trabajadores tuvieron que sufrir en la mina y siderurgia vizcaínas de la margen izquierda del río Nervión, surgiría unos de los primeros lugares en los que se afianzó con más fuerza una nueva ideología, el socialismo. Defendiendo el derecho de los trabajadores a una vida digna.

En 1856, se celebra una convención franco-española, para aplicar la fijación de la frontera compartiendo Navarra.

Segunda guerra carlista (1872 - 1876), en la que las aspiraciones vascas de recuperar la soberanía se ven truncadas por la derrota de las tropas carlistas, lo que ocasiona el reforzamiento del centralismo español y pérdida definitiva de los regímenes forales.

Pérdida de las Instituciones Forales, surgimiento del Nacionalismo e Independentismo vasco

Fruto de la humillación que supuso para ciertos sectores foralistas la pérdida de unas instituciones seculares, a través de las cuales se había conseguido con mayor o peor fortuna integrar la realidad vasca en Castilla y posteriormente en España. Comenzó a surgir entre estos sectores, en gran medida de Bizkaia, el independetismo vizcaíno, con Sabino Arana a la cabeza. Sabino Arana, era al comienzo un independentista vizcaíno (6), ya que según él, al abolirse los fueros después de perder las guerras carlistas, la corona española había roto el pacto de integración de los vizcaínos en Castilla y posteriormente en España, por lo que los vizcaínos dejaban de ser españoles. Por eso a los militantes del Partido Nacionalista Vasco se les sigue llamando todavía bizkaitarras (vizcaínos). Aunque rapidamente, esta ideología independentista vizcaína, se mezcló con las corrientes románticas de finales del siglo pasado: una lengua, un pueblo, una nación. Dando lugar al nacionalismo vasco y posterior fundación por parte de Sabino Arana del Partido Nacionalista Vasco en 1895. LLamando a la nación en la que viven los vascos Euzkadi (7).

(6) La ikurriña o bandera vasca, al comienzo, fue diseñada por Sabino Arana como bandera independista de Bizkaia. El fondo rojo de la bandera corresponde con el color rojo de la bandera vizcaína (la sangre de los vizcaínos). La cruz blanca simboliza la cristiandad de los vizcaínos y el aspa verde (la cruz de San Andrés) simboliza la independencia de Bizkaia, dado que en un día de San Andres del año 870, Bizkaia se independizó del Reino de León. Aunque al evolucinar el independentismo vizcaíno al vasco del PNV, se tomó la ikurriña como bandera independentista de la Euzkadi de las seis regiones forales de Euskal Herria soñada por Sabino Arana.

(7) Euzkadi, neologismo inventado por Sabino Arana que consideraba, que la forma Euskal Herria (pueblo capaz de hablar euskara, que es la manera en la que han llamado los vascoparlantes a su tierra desde la época visigótica, independientemente, del territorio al que pertenezcan), no era apropiada para designar a la nación vasca y entonces inventó la palabra Euzkadi que significa: tierra de los vascos. El hecho de escribirlo con z, viene de que Sabino Arana consideraba que la raíz eusk- (vasco) se debía escribir con z (euzk-) por que era una contracción de la palabra e(g)uzk(iko) [del sol] y basaba esta etimología, en que los antiguos vascos adoraban a la diosa Mari tambien conocida como Maia o Ama-Lur (madre tierra), cuyo símbolo cósmico era el sol, y su representación gráfica, el disco solar llamado lauburu (laubúru, tetracéfalo, éste símbolo lo puede observar al comienzo de la página web en la que usted se encuentra, a la izquierda y a la derecha del título).

Y como eguzki (egúski, sol) se pronuncia con z, pues Euzkadi, según él, también debía de escribirse con z. Pero como actualmente, en todos los dialectos, la raíz eusk- que da lugar a términos como euskara, Euskal Herria, euskaldun, se pronuncia con ese, la Real Academia de la Lengua Vasca, Euskaltzaindia, considera que la forma correcta de escribir todos los derivados de eusk- es con ese y no con zeta. Por lo que Euskadi se debe escribir con s. Aunque algunos peneuvistas por seguir la tradición de su fundador en ocasiones lo siguen escribiendo con zeta. Para conocer cómo era la antigua religión vasca visitar la página Historia del Euskara

 

El Régimen Franquista

Después de varios intentos a lo largo del siglo XX, de configurar un estatuto de autonomía en principio para las cuatro regiones vascoparlantes del sur y después para las tres regiones vascongadas. Esta cristalizó por fin en las tierras no conquistadas por el ejército de Franco (principalmente Bizkaia, con Bilbao como capital de Euskadi). En 1936, José Antonio Agirre, forma el primer Gobierno Vasco y es primer Lehendakari de Euskadi en plena guerra civil española. El lunes, 26 de Abril de 1937, se lleva a cabo el bombardeo de Gernika por la aviación nazi a petición de Franco. Más, como ataque a un sentimiento (el árbol de Gernika es símbolo de las libertades vascas), que por ser Gernika un enclave estratégico. El lehendakari Agirre declara unilateralmente el estado vasco independiente. Días después, finaliza el Estado de Euskadi por la victoria militar del Franquismo. Franco declara a Bizkaia y Gipuzkoa provincias traidoras. Hay más de 50.000 muertos y 200.000 exiliados vascos. Dando comienzo a una etapa en la que la población vascoparlante durante cuarenta años vive sometida a la prohibición de su lengua, de su cultura, y de la enseñanza en lengua vasca en las ikastolas (escuelas en las que se imparten las materias en euskara), condenando al analfabetismo en su lengua materna a toda la población euskaldun, que deberá aprender y vivir rapidamente, en una lengua y una cultura castellanas, que solamente habían existido en las ciudades vascas, sur de Alava y sur de Navarra, pero que en el resto se desconocían completamente. Todos los libros escritos en euskara y las ikastolas (escuelas) fueron quemadas, y se dio castigos ejemplarizantes a parte de la población vascoparlante para que el aprendizaje del castellano fuera más rápido. Quedando libres de esta represión cultural, los vascos de las ciudades, sur de Alava y los navarros sureños para los cuales el franquismo al ser castellanoparlantes, fue similar al del resto de los españoles. El régimen franquista acarreó la pérdida del sentimiento de españolidad de gran parte de la población vasca, lo que hizo arraigar el nacionalismo vasco y el independentismo, unos sentimientos que eran minoritarios antes de la llegada de Franco.

En 1959, nace ETA, Euskadi Ta Askatasuna (euskádi ta askatásuná, Euskadi y la libertad), organización armada que surgió para luchar contra el franquismo y que sigue luchando contra su regimen franquista.