MITOLOGÍA GRIEGA:
Hefesto personifica al fuego. Hijo de Zeus y de Hera, en cuanto nació fue arrojado desde lo alto del Olimpo por su madre, que quería ocultar la vergüenza de haberlo concebido antes del matrimonio. Recogido por las ninfas. Tetis y Eurínome, el joven dios fue iniciado en el arte de la forja. Un día, Hera recibió un suntuoso trono de oro, hecho por su hijo, como regalo. Se sentó en él, pero no podía levantarse y ninguno de los dioses del Olimpo consiguió romper el hechizo. Ares bajó a la fragua para pedirle a Hefesto que rompiera el encanto, pero este no accedió. Entonces fue Dioniso a visitar al artífice del trono, le llevó vino y lo emborrachó. En tales condiciones, Hefesto se dejó montar sobre un asno y, de manera tan poco ilustre, hizo su entrada en el Olimpo. Humillado, sólo aceptó liberar a su madre si se le concedía en matrimonio a la diosa más bella: Afrodita.
Ya reconciliado con su madre, Hefesto se puso de su lado en una disputa de ella contra Zeus. En esa ocasió, el dios soberano lo agarró por los pies y lo lanzó al espacio. A raíz de la caída, quedó más contrahecho y cojo.
Afrodita, su esposa, nunca le fue fiel. Él por su parte, intentó seducir a Atenea, pero ésta lo rechazó violentamente. Cuando le tiró Atenea, penetró en la tierra y de ahí nació Erictonio, el futuro rey de Atenas. De Lemmos (a donde Prometeo fue a robar el fuego) emigró a las islas Lipari y después a Sicilia, a las profundidades del Etna.
MITOLOGÍA ROMANA:
Vulcano era el dios del fuego. Originalmente, era una antigua divinidad italiana asociada con el fuego volcánico. Vulcano se identificaba con el dios griego Hefesto en el período clásico. Sus fiestas en Roma, las Vulcanalia se celebran el 23 de agosto. Venerado especialmente en Ostia, cerca de Roma, donde se le rendía el culto principal