TARRAGONA
Durante el año
48, en la ciudad de Iconio, San Pablo predicaba en la casa de un amigo. El martirio de Santa Tecla incluye, entre otros, los siguientes tormentos: Fue lanzada a un foso con reptiles venenosos, que la respetaron. Se la ató entre dos bueyes, para despedazarla, y estos perdieron su fuerza. La colocaron sobre una pira para quemarla viva, pero el fuego se apartó y quemó a sus verdugos. Por fin fue lanzada a los leones, los cuales lamieron sus heridas y sanó. Derrotados sus perseguidores la dejaron en libertad y ella vivó en una cueva, como anacoreta, dedicada a la oración hasta su vejez. Sin embargo, en una nueva agresión, le fueron enviados unos soldados para ultrajarla. Santa Tecla oró para librarse del nuevo tormento y permanecer pura. La cueva se derrumbó dejando solamente su brazo al descubierto. Los seguidores de la santa recogieron el brazo y lo trasladaron a Armenia para darle sepultura y rendirle culto. De allí fue trasladado a Tarragona para custodiarlo en la catedral consagrada a su memoria. |