VALLADOLID

SEMBLANZA                 

El tiempo es como un fuerte viento que arrasa de la memoria los recuerdos aun los más queridos; por ello cuando existe circunstancialmente el encuentro de una frase, un poema o el escrito de una persona que ha dejado huella en nuestras almas, es un deber ineludible no dejar pasar ese recuerdo, sino afianzarlo o darlo a conocer, porque es como una resurrección espiritual en la memoria de quienes la conocieron o un bálsamo de paz en quien busca en la anamnesis del tiempo, una guía o simplemente el recuerdo de otras épocas menos conflictivas.

Tal es el caso de algunos escritos del profesor Francisco de Paula León, quien narra leyendas, personajes, edificios y casonas del tiempo de la Colonia en la ciudad de Valladolid, hoy Morelia; cuya descripción y argumentos encajaban perfectamente en la psicología de la época, para dejar en la actualidad un grato sabor de cosas viejas que se añoran por encima de la modernidad y nos hace suspirar cuando las comentamos en platicas de café o sentados en la banca de una de las hermosas plazas con que cuenta la colonial ciudad.

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La intención de publicar estas leyendas escritas por el profesor León, a muchos años de su fallecimiento, es rendir un pequeño homenaje a quien fuera mejor conocido como el Magister León, llamado así por sus numerosos alumnos de las disciplinas que impartía, pero también por reconocerle la amplitud de sus conocimientos y que eran materia de platica excathedra, como la filosofía y psicología, armas que usaba con frecuencia en su docencia y que hacían de un humanista atrayente por su cristiana personalidad. Por otra parte, al feliz encuentro de sus manuscritos que conforman un grupo de relatos cuyo interés obviamente importante para la historia de la antigua Valladolid.

Francisco de Paula León, nació en Valle de Santiago, Guanajuato, el 26 de mayo de 1866 y falleció en la ciudad de Morelia, Michoacán, el 13 de septiembre de 1932. Sus primeras letras las realizo en Salamanca, Guanajuato, y por razones de familia fue trasladado a la ciudad de Roma, en donde ingreso al colegio de San Gregorio permaneciendo ahí por varios años. A su regreso a México aproximadamente en el año de 1881, se instaló en la ciudad de Morelia, en donde ingreso al seminario Tridentino para afianzar sus conocimientos en latín, griego, gramática castellana, filosofía y psicología; posteriormente a la escuela de Jurisprudencia del Colegio Primitivo y Nacional de San Nicolás de Hidalgo, actualmente Universidad, en donde obtuvo merecidos reconocimientos por su aplicación. Hacia 1903, sustento la cátedra de Raíces Griegas y Latinas en el propio colegio, siendo el titular por varios años.

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No satisfecho con la carrera de leyes y siguiendo sus innatos impulsos de ayuda a los enfermos pobres, estudió la medicina homeopática y en su práctica encontró la satisfacción que buscaba con el cariño y gratitud de miles de enfermos que sanaron con sus tratamientos y caritativa comprensión. En 1919 a propósito de unos Juegos Florales en honor de don Vasco de Quiroga, presentó un trabajo que intituló Iconografía, epigrafía y prosapia de este ilustre obispo, el cual fue premiado con la Flor Natural, como una importante aportación para estudios biográficos de don Vasco.

Durante el ejercicio de su profesión como médico homeópata y siguiendo su ansia de observación, investigó y llegó a conocer a fondo la técnica de la pintura de las Lacas de Uruapan, gracias a las pláticas y práctica de las mismas con artesanos uruapenses, sus pacientes. La belleza de este arte le indujo a llamarle "esmaltes de Uruapan" y consiguió con hábil paciencia obtener piezas decoradas de diferentes ,pocas con las cuales formó una importante colección.

Estos conocimientos y el estudio de los objetos coleccionados los vertió en un libro manuscrito y decorado por él, con los motivos primorosos que los nativos imprimían en sus bateas, jícaras y guajes. El libro titulado Los esmaltes de Uruapan lo terminó de escribir el 25 de mayo de 1923. El Dpto. de Publicidad y Propaganda hizo la primera edición, y en 1980 Banamex realizó una hermosa edición facsimilar.

Al mencionar la gran personalidad del Magister León, su semblanza siempre adolecer de punible cortedad, pero valga el grato recuerdo que nos queda a través de sus invaluables escritos.

 

                                                                                                                     

                                                                     

 

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