CALLE MATASIETE
En esta calle se encontraba el palacio de Doña Leonor de Guzmán, amante del rey Alfonso XI el Justiciero. Pedro I el Cruel, hijo legítimo del rey, mandó siete hombres a matarla. Cuando se enteró Enrique II, hijo de Doña Leonor, mandó otros siete caballeros para defenderla. El enfrentamiento se saldó con siete muertos.

LAS CABEZADAS
En el s. XII hubo una terrible sequía por lo que se decidió sacar los restos de San Isidoro para implorar lluvia. Ante la imposibilidad de volver a introducir las reliquias, el ayuntamiento prometió dar una limosna a la basílica que aún hoy día sigue entregando después de un disputado debate dialéctico.

LEYENDA DEL TOPO
Se dice que en el s. XIII las autoridades no se ponían de acuerdo de cómo construir la Catedral de León. Ante las repetidas quejas de la población por la tardanza en las obras, se inventó la leyenda de que un topo gigantesco destruía durante la noche lo que se había construido durante el día.

CALLE MULHACÍN

Se sitúa en el barrio de San Martín. Esta calle nos recuerda la leyenda de una hermosa doncella cristiana y un judío. La joven, que todos los días acarreaba el agua desde el Caño Badillo, se vio sorprendida por el judío el cual, al no verse correspondido en su amor, la mató.

TRIBUTO DE LAS CIEN DONCELLAS

Se dice que hace más de mil años, los reyes cristianos entregaban como tributo a los árabes 100 doncellas destinadas a los harenes. Cada 5 de octubre, se recuerda este hecho. En este mismo día, podemos ver el recorrido de bellos carros engalanados.

CALLE DE LOS DESCALZOS
Esta calle se llama así en recuerdo de la orden de los frailes Descalzos que vinieron a León en el s. X para ayudar a la población, asolada por la terrible peste que azotó Europa. Su convento estaba situado en el lugar que ocupa el actual Instituto Legio VII.

LEYENDA DE LA VIRGEN DEL DADO
Un oficial de los tercios de Flandes había perdido toda su fortuna a los dados. Enfurecido, al pasar por la Catedral, arrojó los dados sobre una imagen de la Virgen de la que, milagrosamente, brotó sangre. El oficial, arrepentido de su acción, cayó de rodillas prometiendo no volver a jugar nunca más. Posteriormente ingresó en el Convento de los Franciscanos.

LUCHA SANGRIENTA
Hace más de 400 años, dos caballeros que pretendían a la misma dama se enfrentaron. La disputa acabó con la muerte de uno de ellos. El otro se refugió de los ataques del pueblo en la Basílica de San Isidoro. Tiempo después, el vizconde quedó libre y la dama se metió a un convento. En recuerdo de tal hecho, hay una plaza en honor del vizconde de Quintanilla.

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