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ESTILO BARROCO CENTROEUROPEO
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Al comenzar el siglo XVII muchos artistas holandeses, incluido Hendrick Goltzius, todavía pintaban al estilo manierista. El barroco de Caravaggio llegó a Holanda cuando determinados artistas, entre los que sobresalen Gerrit van Honthorst y Hendrik Terbrugghen, retornaron a su país natal procedentes de Italia; hacia 1620 el naturalismo estaba fuertemente asentado en la escuela de Utrecht. Durante esa década y la siguiente, Frans Hals pintó retratos extraordinarios por su hábil pincelada y por el intimismo de los temas. Muchos de los cuadros de Hals representan grupos de la milicia local, un género que también practicó Rembrandt en su famoso cuadro La ronda de noche (1642, Rijksmuseum, Amsterdam). Diferente al resto de artistas holandeses, Rembrandt, el maestro más grande del barroco holandés, pintó una gran variedad de temas —retratos, paisajes y escenas históricas, mitológicas y religiosas— con incomparable virtuosismo. El manejo de la luz dorada sobre los fondos oscuros, la pincelada arriesgada y la delicada interpretación de los temas, colocan a Rembrandt en uno de los lugares más destacados de la historia de la pintura.

El barroco es, la legitima expresión del espíritu de una época y está en parte determinado por los acontecimientos históricos. No se puede comprender lo que es este estilo, sin tener en cuenta la reforma protestante, que supone la destrucción del equilibrio, del optimismo humanístico ante la realidad trágica de unos hechos que rompen la unidad espiritual de Europa y llevan consigo guerras y persecuciones. La concepción del mundo del hombre renacentista entra en crisis. Los cánones usados hasta el momento se revelan como algo insuficiente. La contrarreforma impone en el arte una austeridad que acalle las acusaciones de los protestantes. Pretende restaurar la unidad acentuando la disciplina y el rigor. Sin embargo poco después se produce la reacción contraria. La Iglesia ante la separación de algunos de sus miembros necesita exaltar y avivar la fe de todos aquellos que se han mantenido unidos a Roma. Debe atraer a los fieles y para ello la ostentación se revela como un medio más eficaz que la austeridad. El protestantismo por lo contrario ataca esta ostentación y avanza por cauces mas bien iconoclastas. Así el arte que puede seducir y conmover el alma a través de los sentidos se pone al servicio de la fe católica. Se pretende llegar a la gran masa de los fieles , no a unos pocos iniciados. Se buscan efectos que provoquen admiración: riqueza, movimiento, abundancia. Ahora todos los recursos de la imaginación y virtuosismo humanos deben ser empleados para la gloria de Dios y para atraer a los hombres.

La razón del gusto barroco también puede encontrarse en una reacción frente al arte manierista anterior y la estancada repetición de esquemas elaborados en el renacimiento. El barroco se nos muestra entonces como una evolución lógica y natural de la época anterior, En una estética clásica, el hombre somete a la naturaleza a normas, todo se concibe desde el ángulo de lo inmutable. La permanencia está determinada por la búsqueda de perfección que excluye toda posibilidad de cambio. Sin embargo a fuerza de satisfacer el espíritu y de buscar la razón y la armonía, se elimina la vida que supone desorden, impulso, libertad, Aparecen otras aspiraciones nuevas, una tendencia a volver a lo real que nos rodea. Entra en descrédito la norma invariable y se busca la vida misma con su anarquía y su cambio constante. La naturaleza no se puede someter a la inteligencia humana, porque desborda al hombre. El sentimiento en el mundo barroco sustituye a la razón. Se antepone la expresión a la corrección.

El arte convertido así en instrumento de captación y persuasión, busca el espectáculo y se asocia a el, creándose grandes escenarios efectistas y sorprendentes. La búsqueda del efecto conduce a la sobreabundancia la fantasía y la originalidad que provocan asombro o estupor.. En este momento interesa mas la apariencia que la verdad; esto supone el tirumfo de la plena visualidad: bóvedas pintadas con ilusionistas y forzadas perspectivas fingidas, que sitúan al espectador en un mundo fantástico en el que lo real se confunde con lo imaginario. El deseo de volver a la naturaleza conduce a la búsqueda de la impresión, de la sensación óptica. Es el predominio de los sentidos sobre la razón, del parecer sobre el ser. Se acentúa por tanto el carácter transitorio que lleva en el toda impresión visual. Se ha comprobado que el mundo es inabarcable y se pretende dar al espectador este sentimiento de infinitud, de constante mutación. Se sugiere el movimiento y la inestabilidad. El barroco está fuertemente sometido a la personalidad del artista, a las diversas estructuras políticas o culturales de los países. Por eso, aunque se observa una mentalidad homogénea, las interpretaciones en las distintas esferas o individualidades, son muy variadas, a veces pueden parecen incluso contradictorias.

La pintura barroca, muestra una tendencia a romper con los esquemas manieristas para volver a la naturaleza. Se prefiere observar la realidad objetivamente incluso con sus aspectos cotidianos y prosaicos. Es indiferente la belleza o correción del asunto, lo que interesa es la vida y la expresividad que puede sugerir. Esto determina la ampliación de los temas tratados por los pintores, que se interesan por toda la naturaleza. A partir de ahora abundan los cuadros de género, las naturalezas muertas o bodegones, los paisajes y la pintura de costumbres.

Los efectos lumínicos son el gran recurso del barroco, la luz se convierte en un elemento fundamental del cuadro. Con ella se excita la fantasía, se evoca lo sobrenatural y se acentúa el dramatismo.

El color alcanza en el barroco todo su esplendor. Es un colorido cambiante que vibra debido a la libertad de la pincelada. El modelado se hace a manchas evitando así el estilo excesivamente lineal. Se prefieren formas mas vagas, limites desvanecidos. Supone el triunfo de una visualidad más completa, al reflejar, no el ser de las cosas sino su parecer. Se procura también una perfecta armonía en la combinación de tonos. No solo es la yuxtaposición de colores, sino que se pretende su fusión, el conseguir una una entonación dominante y unificadora. Los pintores barrocos se interesan por las calidades llegando a una verdadera maestría. El dinamismo de la época se manifiesta también en la pintura. La serenidad clásica del renacimiento, las composiciones equilibradas, cerradas, desaparecen. El pintor barroco quiere dar la impresión de que la escena que representa es un espectáculo transitorio, momentáneo. Por eso prefiere composiciones asimétricas, desequilibradas y abiertas. De ahí el predominio de líneas oblicuas en los cuadros, la constante asimetría.

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